lunes, 28 de mayo de 2012


PARTICULARIDADES MACROESTRUCTURALES DE LOS DICCIONARIOS


ORDENACIÓN DE LOS ARTÍCULOS Y ENTRADAS EN DISTINTOS TIPOS DE DICCIONARIOS

PLANTEAMIENTOS SEMASIOLÓGICOS  Y ONOMASIOLÓGICOS


 El sistema de ordenación de las entradas en un diccionario irá de acuerdo con el propósito con que el que se ha concebido el mismo. A este respecto existen dos tipos fundamentales de diccionarios: semasiológicos y onomasiológicos.
 Los primeros obviamente son los que más abundan. El significante es conocido por el usuario y éste consulta el diccionario básicamente para saber qué significa y, de forma secundaria,  para averiguar su origen etimológico, particularidades gramaticales u ortográficas, entre otros aspectos. La ordenación más habitual en los diccionarios semasiológicos es la alfabética.
 En los segundos se dispone de un concepto, de una noción, de una combinación de semas y se quiere acertar con el significante capaz de expresarlos. Los diccionarios onomasiológicos organizan sus materiales en base a cuadros sinópticos o esquemas que señalan la distribución del vocabulario y en grupos de palabras afines, encabezado cada uno de ellos por una palabra que sirve de punto de referencia. En el caso de los diccionarios ideológicos de modismos o refranes, la agrupación se hace recurriendo a la palabra que se estima más importante (Diccionario ideológico de la lengua española, de Casares y Refranero general ideológico español, de Martínez Kleiser).

OTROS DICCIONARIOS

 Los diccionarios por la imagen (o pictóricos) se ordenan por palabras claves que corresponden a realidades concretas esenciales (casa, cuerpo, accidentes geográficos, etc.).
 Los diccionarios escolares y los de tipo enciclopédico incluyen normalmente esquemas, ilustraciones, gráficos, mapas, además de apéndices de carácter variado. Desde el punto de vista didáctico, las ilustraciones muchas veces son preferibles a las fotografías, pues permiten una identificación más fácil y segura de animales, plantas, objetos, aunque puede considerarse aunar la claridad de las ilustraciones con el atractivo de las fotografías.
 Los diccionarios de dudas, los concebidos para extranjeros y algunos escolares suelen disponer en cuadros los paradigmas de los verbos irregulares más frecuentes.
 Los diccionarios científicos, médicos y técnicos apoyan sus explicaciones en cuadros, organigramas, esquemas y gráficos.
 Los diccionarios generales de lengua de máximo nivel no suelen incluir ilustraciones ni cuadros ni apéndices, pero su ausencia se explica por razones de ahorro de espacio. Las ilustraciones y cuadros, sin embargo, presentes en el DGILE (Diccionario general ilustrado de la lengua española) lo convierten en una obra excepcionalmente útil.

PARTICULARIDADES MICROESTRUCTURALES

Sistema de marcaciones

 Cada entrada debe ir encabezada por el lema correspondiente, el cual, en los diccionarios modernos ha de aparecer en negrita y en minúscula. El resto de la entrada puede recibir tratamientos diferentes dependiendo del tipo –y de la calidad- del diccionario en cuestión.
 Hay informaciones que suelen aparecer siempre (o casi siempre) antes de la definición, al menos cuando van abreviadas, éstas son las marcas:
·         Etimología de la palabra: suele omitirse cuando es obvia, por ejemplo en derivados en los que puede deducirse con facilidad la palabra base. También puede omitirse cuando es incierta o desconocida. La información etimológica comienza con la abreviatura “etim” o algo por el estilo y luego se coloca la información correspondiente. Hay que tener en cuenta que sólo en los diccionarios etimológicos y los históricos se estudia el origen etimológico. Los restantes tipos de diccionarios se limitan por lo general a ofrecer datos etimológicos básicos. En todo caso, una postura sensata consiste en mantener la información etimológica cuando proporciona una conexión iluminadora, una clave para entender convenientemente determinado significado o acepción (por ejemplo, airado procede de ira y no da aire; ramera, por el ramo que las prostitutas solían colocar en la puerta de sus viviendas).
·         Información sobre la clase de palabra: Se señala si la voz es un sustantivo (sust), un verbo (verb), un adjetivo (adj), una preposición (prep), etc. En unidades léxicas complejas se indican si son locuciones, frases, modismos, con las abreviaturas adecuadas. Cuando resulta preciso se ofrecen indicaciones sobre el género, el número, el régimen preposicional, la transitividad. No todas se ofrecen siempre. María Moliner en su Diccionario de uso del español no daba indicaciones sobre el género, salvo cuando, a su parecer, resultaba dudoso, sin embargo, esto fue corregido en la segunda edición. Cuando hay varias acepciones, este tipo de información se señala sólo en la primera, aunque debe aplicarse también a las siguientes hasta que aparezca una nueva indicación que sustituya a la anterior, señalando algún cambio en la categoría gramatical.
·         Marcación diatópica: Son restricciones en el espacio geográfico. Sólo se señala la distribución geográfica de una palabra o acepción cuando no pertenece al léxico común general. Estas indicaciones reciben el nombre de marcaciones diatópicas. En los diccionarios de la lengua española las indicaciones geográficas pueden aludir a grandes extensiones (América), países enteros (Colombia, Venezuela), regiones, estados o provincias. En este caso se puede colocar regional, en algunas zonas, etc.
·         Marcación diastrática: Las marcas diastráticas indican un uso restringido a determinados grupos de hablantes, en relación con la raza o etnia, diferencias de edad, diferencias de sexo, la clase socioeconómica y las diferentes profesiones, ocupaciones y actividades, así como también el nivel educativo y la formación cultural del hablante.  En líneas generales el mayor número de voces con restricción o marcación diastrática procede del argot o léxico del mundo del delito. Hay diccionarios generales que suelen acotar las marcas llamadas  germanía y argot, a veces jerga, jergal o uso marginal. Algunos diccionarios son mucho más específicos en la marcación. En el de Sanmartín (1998) se encuentran marginalidad, delincuencia, prostitución, droga, prisión, estudiantes, soldados, toreo, deporte, fútbol, ciclismo, boxeo, entre otros. Los usos léxicos propios de ambientes culturales bajos, es decir los vulgarismos, cuando se registran, suelen aparecer con la marca vulgar. Hay quienes afirman que el nombre dado a esta marca es poco recomendable, pues sirve para indicar también lo malsonante o soez. Manuel Seco propone la marca popular, la cual tampoco resulta clara. Se puede encontrar rural o rústico. Por la edad, la marca suele ser juvenil o jóvenes. Cuando se indica infantil la marca sería más bien diafásica o de estilo, es decir aquellas voces con que los adultos se dirigen a los niños, más que voces que sólo los niños usen.
·         Marcación diafásica: Son los estilos (o registros) lingüísticos, que pueden ser coloquial, familiar, esmerado, culto, elevado, poético, afectado, informal, humorístico, jocoso, festivo, burlón, de algunas voces o acepciones. Las indicaciones o marcas de tono afectivo pueden a veces ser usadas para impedir usos inadecuados. Pueden ser apreciativas o peyorativas. Con peyoración: despectivo o insultante. La marca cariñoso o apreciativo se utiliza cuando hay melioración: corazón, vida, encanto, cielo, cariño, alma, tesoro
·         Otra marca es la remisión (o sistema de remisiones), que son las formas de interrelacionar las voces dentro del diccionario. Puede utilizarse una flecha (→) que indica que debe buscarse la palabra señalada con la flecha (por ejemplo, onoto→) en el lugar correspondiente en el diccionario. A veces puede suceder que haya remisión al vacío en los malos diccionarios.

LA DEFINICIÓN

 El diccionario describe un corpus léxico donde aparece una definición que agota todo el universo conceptual de una palabra. La definición puede ser:

1)      Por descripción semántica
2)      Por uso (situación, contexto, si se usa para expresar sorpresa, ironía, etc.)
3)      Por sinonimia (colocar una o dos palabras sinónimas del lema)

 La práctica lexicográfica parte del axioma de que existe por lo menos una expresión (palabra, sintagma o paráfrasis) equivalente semánticamente a la unidad estudiada. Las reglas que han de observarse para definir correctamente señalan que una definición ha de ser completa, es decir que no puede faltar ningún rasgo característico, pero que tampoco debe ser demasiado amplia (enciclopédica). Debe ser no circular (lo circular  intenta definir, pero que no define nada, sino que una palabra se define con lo que se remite y viceversa: lindo: hermoso; hermoso: lindo. Es decir, lo definido no debe entrar en la definición). No negativa; no debe señalarse en lo definido lo que no es, sino lo que es. Debe ser no metafórica ni figurada, por imprecisa, lo que impediría identificar lo definido.
Para poder hablar de auténtica definición es preciso que la misma pueda reemplazar al término definido en un contexto dado. Es lo que se llama principio de sustitución, de tal forma que la definición pueda ocupar el lugar del término definido en cualquier uso concreto. De modo pues que la definición, desde el punto de vista formal ha de consistir en un sintagma de idéntica categoría morfológica y de la misma naturaleza funcional que lo definido y, desde un punto de vista semántico, sea una expansión de intención sinonímica. El principio de sustituibilidad indica que el lema y la definición pueden ser intercambiables.

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