PARTICULARIDADES MACROESTRUCTURALES DE LOS DICCIONARIOS
ORDENACIÓN DE LOS ARTÍCULOS Y
ENTRADAS EN DISTINTOS TIPOS DE DICCIONARIOS
PLANTEAMIENTOS
SEMASIOLÓGICOS Y ONOMASIOLÓGICOS
El sistema de ordenación de las entradas en
un diccionario irá de acuerdo con el propósito con que el que se ha concebido
el mismo. A este respecto existen dos tipos fundamentales de diccionarios:
semasiológicos y onomasiológicos.
Los primeros obviamente son los que más
abundan. El significante es conocido por el usuario y éste consulta el
diccionario básicamente para saber qué significa y, de forma secundaria, para averiguar su origen etimológico,
particularidades gramaticales u ortográficas, entre otros aspectos. La
ordenación más habitual en los diccionarios semasiológicos es la alfabética.
En los segundos se dispone de un concepto, de
una noción, de una combinación de semas y se quiere acertar con el significante
capaz de expresarlos. Los diccionarios onomasiológicos organizan sus materiales
en base a cuadros sinópticos o esquemas que señalan la distribución del
vocabulario y en grupos de palabras afines, encabezado cada uno de ellos por
una palabra que sirve de punto de referencia. En el caso de los diccionarios
ideológicos de modismos o refranes, la agrupación se hace recurriendo a la
palabra que se estima más importante (Diccionario
ideológico de la lengua española, de Casares y Refranero general ideológico español, de Martínez Kleiser).
OTROS DICCIONARIOS
Los diccionarios por la imagen (o pictóricos)
se ordenan por palabras claves que corresponden a realidades concretas
esenciales (casa, cuerpo, accidentes geográficos, etc.).
Los diccionarios escolares y los de tipo
enciclopédico incluyen normalmente esquemas, ilustraciones, gráficos, mapas,
además de apéndices de carácter variado. Desde el punto de vista didáctico, las
ilustraciones muchas veces son preferibles a las fotografías, pues permiten una
identificación más fácil y segura de animales, plantas, objetos, aunque puede considerarse
aunar la claridad de las ilustraciones con el atractivo de las fotografías.
Los diccionarios de dudas, los concebidos
para extranjeros y algunos escolares suelen disponer en cuadros los paradigmas
de los verbos irregulares más frecuentes.
Los diccionarios científicos, médicos y
técnicos apoyan sus explicaciones en cuadros, organigramas, esquemas y
gráficos.
Los diccionarios generales de lengua de
máximo nivel no suelen incluir ilustraciones ni cuadros ni apéndices, pero su
ausencia se explica por razones de ahorro de espacio. Las ilustraciones y
cuadros, sin embargo, presentes en el DGILE
(Diccionario general ilustrado de la
lengua española) lo convierten en una obra excepcionalmente útil.
PARTICULARIDADES MICROESTRUCTURALES
Sistema de marcaciones
Cada entrada debe ir encabezada por el lema
correspondiente, el cual, en los diccionarios modernos ha de aparecer en
negrita y en minúscula. El resto de la entrada puede recibir tratamientos
diferentes dependiendo del tipo –y de la calidad- del diccionario en cuestión.
Hay informaciones que suelen aparecer siempre
(o casi siempre) antes de la
definición, al menos cuando van abreviadas, éstas son las marcas:
·
Etimología de la palabra: suele omitirse cuando es
obvia, por ejemplo en derivados en los que puede deducirse con facilidad la
palabra base. También puede omitirse cuando es incierta o desconocida. La
información etimológica comienza con la abreviatura “etim” o algo por el
estilo y luego se coloca la información correspondiente. Hay que tener en
cuenta que sólo en los diccionarios etimológicos y los históricos se estudia el
origen etimológico. Los restantes tipos de diccionarios se limitan por lo
general a ofrecer datos etimológicos básicos. En todo caso, una postura sensata
consiste en mantener la información etimológica cuando proporciona una conexión
iluminadora, una clave para entender convenientemente determinado significado o
acepción (por ejemplo, airado procede
de ira y no da aire; ramera, por el ramo
que las prostitutas solían colocar en la puerta de sus viviendas).
·
Información sobre la clase de
palabra: Se
señala si la voz es un sustantivo (sust), un verbo (verb), un adjetivo (adj),
una preposición (prep), etc. En
unidades léxicas complejas se indican si son locuciones, frases, modismos, con
las abreviaturas adecuadas. Cuando resulta preciso se ofrecen indicaciones
sobre el género, el número, el régimen preposicional, la transitividad. No
todas se ofrecen siempre. María Moliner en su Diccionario de uso del español no daba indicaciones sobre el
género, salvo cuando, a su parecer, resultaba dudoso, sin embargo, esto fue
corregido en la segunda edición. Cuando hay varias acepciones, este tipo de
información se señala sólo en la primera, aunque debe aplicarse también a las
siguientes hasta que aparezca una nueva indicación que sustituya a la anterior,
señalando algún cambio en la categoría gramatical.
·
Marcación diatópica: Son restricciones en el
espacio geográfico. Sólo se señala la distribución geográfica de una palabra o
acepción cuando no pertenece al léxico común general. Estas indicaciones
reciben el nombre de marcaciones
diatópicas. En los diccionarios de la lengua española las indicaciones
geográficas pueden aludir a grandes extensiones (América), países enteros (Colombia,
Venezuela), regiones, estados o provincias. En este caso se puede colocar regional, en algunas zonas, etc.
·
Marcación diastrática: Las
marcas diastráticas indican un uso restringido a determinados grupos de
hablantes, en relación con la raza o etnia, diferencias de edad, diferencias de
sexo, la clase socioeconómica y las diferentes profesiones, ocupaciones y
actividades, así como también el nivel educativo y la formación cultural del
hablante. En líneas generales el mayor
número de voces con restricción o marcación diastrática procede del argot o
léxico del mundo del delito. Hay diccionarios generales que suelen acotar las
marcas llamadas germanía y argot, a veces
jerga, jergal o uso marginal.
Algunos diccionarios son mucho más específicos en la marcación. En el de
Sanmartín (1998) se encuentran marginalidad,
delincuencia, prostitución, droga, prisión, estudiantes, soldados, toreo, deporte, fútbol, ciclismo, boxeo, entre otros. Los usos léxicos propios de ambientes
culturales bajos, es decir los vulgarismos, cuando se registran, suelen
aparecer con la marca vulgar. Hay
quienes afirman que el nombre dado a esta marca es poco recomendable, pues
sirve para indicar también lo malsonante o soez. Manuel Seco propone la marca popular, la cual tampoco resulta clara.
Se puede encontrar rural o rústico. Por la edad, la marca suele ser
juvenil o jóvenes. Cuando se indica infantil
la marca sería más bien diafásica o de estilo,
es decir aquellas voces con que los adultos se dirigen a los niños, más que
voces que sólo los niños usen.
·
Marcación diafásica: Son los estilos (o registros)
lingüísticos, que pueden ser coloquial, familiar, esmerado, culto, elevado,
poético, afectado, informal, humorístico, jocoso, festivo, burlón, de algunas
voces o acepciones. Las indicaciones o marcas de tono afectivo pueden a veces
ser usadas para impedir usos inadecuados. Pueden ser apreciativas o peyorativas.
Con peyoración: despectivo o insultante. La marca cariñoso o apreciativo se utiliza cuando hay melioración: corazón, vida, encanto, cielo, cariño, alma, tesoro…
·
Otra marca es la remisión
(o sistema de remisiones), que son las formas de interrelacionar las voces
dentro del diccionario. Puede utilizarse una flecha (→) que indica que debe buscarse la
palabra señalada con la flecha (por ejemplo, onoto→) en el lugar
correspondiente en el diccionario. A veces puede suceder que haya remisión al
vacío en los malos diccionarios.
LA
DEFINICIÓN
El
diccionario describe un corpus léxico donde aparece una definición que agota
todo el universo conceptual de una palabra. La definición puede ser:
1) Por descripción semántica
2) Por uso (situación, contexto, si
se usa para expresar sorpresa, ironía, etc.)
3) Por sinonimia (colocar una o dos
palabras sinónimas del lema)
La
práctica lexicográfica parte del axioma de que existe por lo menos una
expresión (palabra, sintagma o paráfrasis) equivalente semánticamente a la
unidad estudiada. Las reglas que han de observarse para definir correctamente
señalan que una definición ha de ser completa,
es decir que no puede faltar ningún rasgo característico, pero que tampoco debe
ser demasiado amplia (enciclopédica). Debe ser no circular (lo circular
intenta definir, pero que no define nada, sino que una palabra se define
con lo que se remite y viceversa: lindo: hermoso; hermoso: lindo. Es decir, lo
definido no debe entrar en la definición). No
negativa; no debe señalarse en lo definido lo que no es, sino lo que
es. Debe ser no metafórica ni
figurada, por imprecisa, lo que impediría identificar lo definido.
Para
poder hablar de auténtica definición es preciso que la misma pueda reemplazar
al término definido en un contexto dado. Es lo que se llama principio de sustitución, de tal forma
que la definición pueda ocupar el lugar del término definido en cualquier uso
concreto. De modo pues que la definición, desde el punto de vista formal ha de
consistir en un sintagma de idéntica categoría morfológica y de la misma
naturaleza funcional que lo definido y, desde un punto de vista semántico, sea
una expansión de intención sinonímica. El principio de sustituibilidad indica
que el lema y la definición pueden ser intercambiables.
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