miércoles, 20 de junio de 2012


LEXICOGRAFÍA HISTÓRICA

Fundamentación teórica de la lexicografía histórica

   Siguiendo a Carriscondo Esquivel (2001: 15-20), podemos delimitar al interior de una determinada lengua histórica, variedades estándar y no estándar, en tanto tal delimitación representa un hecho propio de la estructura de toda lengua histórica, como simplificación del continuum que esta constituye.
   Se entiende como variedad estándar aquella que tiene entre sus propiedades, la estabilidad de la lengua mediante una codificación lo suficientemente amplia que permita dar cuenta de las innovaciones que puedan surgir en cada contexto comunicacional, así como para funcionar en las diversas redes de interacción que establecen los hablantes. Igualmente debe presentar una flexibilidad tal que pueda comprender subconjuntos de variedades funcionales propios a los diferentes componentes de la sociedad y que integre, además, diversos registros. Finalmente, la variedad estándar ha de ser susceptible de intelectualización, esto es, primeramente, ha de ser representada en un alfabeto de acceso común a todos los hablantes, aun cuando no ha de ser identificada con la usada por un determinado estrato de la sociedad.
   Por su parte, las variedades no estándar, conocidas también como dialectales o regionales, son fundamentalmente orales, polimorfas y tienen poca capacidad irradiadora.
   Atendiendo a la definición de léxico diferencial y a la de variedad no estándar, podemos reconocer coincidencias entre ambas, sobre todo en cuanto a asumir la diferencialidad y la calidad de no estándar como variantes dialectales, utilizando por lo general, entonces, como criterio para establecer la diferencia con el estándar o punto de referencia, el factor espacial, quedando sin mencionar el aspecto temporal para reconocer diferencias o semejanzas en relación con la lengua de referencia o estándar.
   En este punto debemos hacer una precisión a lo expuesto por Carriscondo (2001), en tanto ampliaremos la definición de variedad no estándar para incluir el elemento temporal; así mismo, haremos una breve discusión sobre el criterio de oralidad como definitorio para las variedades no estándar cuando tratamos de variedades históricas, lo cual permitirá calificar el español colonial venezolano como una variedad no estándar del español y justificar, además las fuentes para la constitución del corpus.
Si tomamos la definición de variedad estándar, vemos que al hacer un corte en el tiempo, el estado de la lengua de ese período difícilmente podría tener la flexibilidad y la universalidad indispensables para tal calificación. Por otra parte, es claro que no tiene ninguna irradiabilidad y, tratándose del español del periodo colonial, presenta un polimorfismo gráfico, que podría dar cabida a su concepción como variedad no estándar.
   Una de las condiciones para que el español colonial califique como variedad no estándar es la oralidad y si hacemos una evaluación de corpus que hemos propuesto para esta investigación, encontramos que la documentación que encontramos en los archivos en su mayoría constituye una versión escrita de textos orales vertidos en los folios correspondientes a diversos documentos y autos, en su mayoría relacionados con actividades propias de la administración colonial, como las visitas, los juicios, expedientes de encomiendas y testamentos. De ahí que pueda recogerse una variabilidad de formas que dan cuenta de un estado particular de la lengua en ese periodo de su historia y que, creemos justifica el tomarlo como una variedad no estándar de la lengua española, cuyo léxico es susceptible de reconstrucción histórica.
En cuanto al aspecto lexicográfico, restringimos los resultados de nuestra propuesta a la producción de un inventario homogéneo (aquel donde aparece sólo léxico no estándar, según definición de Carriscondo, 2001: 23), esto es, un vocabulario monolingüe autónomo, que si bien seguirá en términos generales el esquema de exposición propuesto para el Diccionario Histórico de la Lengua Española (Lapesa, 1992a: 51-60), se distancia de éste en cuanto a su definición y límites, tanto cronológico como geográfico y social.

   Si hacemos una evaluación del corpus que hemos de proponer para iniciar la investigación de cada tema en particular, encontramos que la documentación en los archivos en su mayoría constituye una versión escrita vertidos en los folios correspondientes a diversos documentos, en su mayoría relacionados con actividades propias, como, por ejemplo, de la administración colonial, de los juicios, expedientes, testamentos, así como repositorios documentales en bibliotecas, prensa (hemerografía), fuentes electrónicas, lexicográficas, entre otros. De ahí que pueda recogerse una variabilidad de formas que dan cuenta de un estado particular de la lengua en el periodo de la historia a estudiar y que, creemos, justifica el tomarlo como una variedad de la lengua española, cuyo léxico es susceptible de reconstrucción histórica.
   En cuanto al aspecto lexicográfico, restringimos los resultados de nuestra propuesta a la producción de un inventario homogéneo que según lo establecido por Carriscondo, 2001: 23), corresponde a un vocabulario monolingüe autónomo, que seguiría en términos generales el esquema de exposición propuesto para el Diccionario Histórico de la Lengua Española (Lapesa, 1992a: 51-60), en cuanto a su definición y límites, tanto cronológico como geográfico y social.
En cuanto al análisis, aplicaremos el método de contrastividad, que en la elaboración de obras lexicográficas diferenciales consiste, citando a Tejera (2002: 337), “... en verificar en las fuentes informativas el uso de la unidad léxica y en compararla con el uso que de esa unidad se hace en la zona que se haya elegido para elaborar la contrastividad”.
    En este punto, al ser el análisis contrastivo necesariamente hecho comparando dos usos, el particular o diferencial con otro considerado general o hablado por un universo más amplio, hemos de elegir como referencia para hacer el contraste, en primer término el DRAE en su última edición (2010) o anteriores, complementado por el Diccionario de Autoridades (Real Academia Española, 1990 (1726-59)), pues a pesar de que en esta obra del siglo XVIII solamente encontramos unos 150 americanismos léxicos, resulta un punto confiable de comparación en tanto recoge un extenso caudal léxico del español general hablado tanto en España como en América.
Se puede completar el análisis con la comparación con otros diccionarios generales (Corominas, 1990: Corominas y Pascual, 1984: Real Academia Española, 1992; Gómez de Silva, 1993; Covarrubias, 2003 (1611) y de regionalismos (Simón, 1637; Ocampo, 1969; Rivas Torres, 1980; Alvarado 1984 a y b; Tamayo, 1991; Tejera, 1993; Núñez, 1994; Morínigo, 1996; Galeote, 1997; Richard, 1997; Obediente, 1998; Osorio, 1998; Nieto, 2002; Cote, 2003; , para aclarar el significado y verificar las particularidades del uso en el español venezolano, con el sentido con el que se utilizaba en tiempos pasados y terminar por establecer su vigencia cronológica.
   Para la recolección de los datos se usarán técnicas propias de la investigación documental, lo que implica el fichaje de los términos en su contexto documental y como entrada en los diferentes diccionarios de consulta.

MODELO DE FICHA LEXICOGRÁFICA DE TÉRMINOS HISTÓRICOS

1) Palabra-Lema (en negrilla) - 2) Marca gramatical (en abreviatura y en cursiva) – 3) Definición –4 Acotación de la fuente documental (entre paréntesis) – 5) Acepciones (si las hay). Cada acepción separada doble barra oblicua (//) y numeradas (2., 3, 4, etc). (A la definición de la palabra lema no se le coloca el Nº 1, sino que se comienza a numerar con el Nº 2 a partir de la primera acepción) – 6) Remisiones (si fuere el caso) – 6) “Ejemplos contextuales” ("entrecomillados"), con acotaciones de las fuentes documentales para cada palabra-lema y las acepciones (para el caso de que las hubiere).


Ejemplos de fichas lexicográficas
Corporativismo (sust. m.) Denominación utilizada para designar ideologías sociopolíticas históricamente definidas y codificadas (Sabatini, M. et al, 1975, Diccionario teórico-ideológico). “El corporativismo, en general, afirma la superación de la lucha de clases abierta por la revolución industrial mediante la cooperación de las clases” (Sabatini (1975, p. 33). // 2. Doctrina política y social que propugna la intervención del Estado en la solución de los conflictos de orden laboral, mediante la creación de corporaciones profesionales que agrupen a trabajadores y empresarios. (DRAE, 23ª. ed. 2010) // 3. En un grupo o sector profesional, tendencia abusiva a la solidaridad interna y a la defensa de los intereses del cuerpo (DRAE, 23ª. ed. 2010).
Racismo (sust. m). Codificación de la legitimación de la superioridad de casta mediante la afirmación de la superioridad racial (Sabatini, M. et al, 1975,Diccionario teórico-ideológico) “El tradicionalismo aristocrático tiene como función ideológica la defensa del privilegio de casta. Los antecedentes de la justificación racista de la superioridad de casta (…) pueden encontrarse (…) en la polémica del conde Henry de Boulainvilliers (1658-1722) (…)” (Sabatini, M. et al, 1975, p.155) // 2. Exacerbación del sentido racial de un grupo étnico, especialmente cuando convive con otro u otros (DRAE, 23ª. ed. 2010) // 3.Doctrina antropológica o política basada en este sentimiento y que en ocasiones ha motivado la persecución de un grupo étnico considerado como inferior.(DRAE, 23ª. ed. 2010).

1 comentario:

  1. Estimado Omar, espero que esté usted muy bien, dedicándose a la lexicografía, por lo que se desprende de sus publicaciones. Me gustaría saber cómo accedió a este texto que copia en el blog, que es el marco teórico que escribí como parte de un proyecto que me financió el CDCHT de la ULA entre 2006 y 2010. Es curioso que no cite mi nombre como autora de casi todo el texto, ya que excepto lo referente a las fichas y las fichas mismas, lo demás es de mi autoría. Bueno, un olvido lo tiene cualquiera. Reciba un cordial saludo y mis felicitaciones por su trabajo en tan estimulante área de estudio.

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